Entrevista al pianista de nuestra ciudad que ha tocado en los escenarios más importantes del mundo
Por La Plaza de Sanse
Tito García estará, el domingo 21 de abril, a las 12 de la mañana, en el Teatro Adolfo Marsillach. Venta de entradas en la web municipal. 

Tito García es vecino de San Sebastián de los Reyes. Tiene su estudio en una céntrica calle de la ciudad donde se puede escuchar el piano de cola que percute varias horas al día. Ha tocado en grandes escenarios internacionales, como el Carnegie Hall de Nueva York, en la Filarmónica de Berlín o el Teatro Colón de Buenos Aires. El próximo domingo, el escenario del Teatro Adolfo Marsillach será testigo del inicio de su nueva etapa musical. 


El concierto es en domingo y a las 12 de mañana, ¿una buena opción de ocio para toda la familia?

Sí, está pensado para todas las edades. La música es universal y accesible para cualquier público. Además, voy a estrenar una pieza compuesta por mí y dedicada a la memoria del maestro Joaquín Rodrigo por el 25 aniversario de su fallecimiento. Está inspirada en “La Chocolatera”, la canción que todos los niños aprenden cuando empiezan a tocar el piano, y en “Fantasía para un gentil hombre”, compuesta por Joaquín Rodrigo. La pieza resultante la he titulado “Fantasía para un niño inocente”. 

El recital se llama Transmoderno. ¿Qué nos quieres decir con este concepto?

Transmoderno es una idea que yo he creado, llevo 20 años con esto y viene a sustituir el concepto de música contemporánea, que causa un poco de rechazo en el público. A los músicos nos preocupa esto y se me ocurrió definir lo que yo hago bajo el concepto de transmodernidad, que es, en definitiva, no renunciar a nada. Yo utilizo elementos del pasado, me inspiro en el jazz, en los clásicos, en el cine… y he decidido aglutinarlo todo en un mismo espectáculo. Es una manera de buscar nuevos horizontes, pero sin dejar nada atrás. 

También lo defines como un viaje sensorial. ¿Por dónde nos llevará?

Yo pretendo que este concierto contenga, al menos, las emociones básicas: miedo, tristeza, ira, alegría y asco, en un recorrido musical para que el público las pueda sentir en diferentes piezas. Transmoderno es, sin duda, un viaje sensorial. 

"Lo que más me apetece ahora es tocar con otros músicos, componer y meterme en otro tipo de proyectos".


 

Eres Pianista intérprete y también compositor, ¿cómo ha sido tu evolución? 
Yo empecé a tocar el piano a los 4 años y siempre he tenido el impulso de improvisar y de experimentar, pero cuando estudias en el Conservatorio te enseñan las herramientas para ser un intérprete, aunque luego te puedas especializar en otras ramas. Yo soy intérprete de música, pero crear composiciones es algo que he hecho toda la vida, aunque no de forma profesional. Más recientemente, como me encantaba también improvisar, empecé a grabarme y a sacar material de esas improvisaciones. 

Háblanos de tu faceta de docente.

Si no fuera profesor de piano no sería nadie. Se aprende cada día lo difícil que es enseñar. Y con la experiencia me he dado cuenta del difícil equilibrio que hay que tener entre la disciplina y el juego, lo lúdico, la creación… y eso se aprende solo dando clase. Así es mi día a día en la Escuela de Música de Alcobendas, y me encanta. 

He leído en otra entrevista que este será tu último concierto. ¿No será verdad?

Cuando me programaron el pasado mes de noviembre en el Auditorio Nacional no me lo esperaba, y reflexioné sobre mi trayectoria: he tocado en el Carnegie Hall de Nueva York, en la Filarmónica de Berlín, Teatro Colón de Buenos Aires y en los escenarios que cualquier músico soñaría. Tocar solo en el escenario es duro y me he dado cuenta de que lo que más me apetece ahora es tocar con otros músicos, componer y meterme en otro tipo de proyectos o grabar todo mi repertorio. Pero no puedo hacerlo todo y por eso no propuse más conciertos en solitario. Estoy en un cambio de etapa.

Pero me llamó Raquel Molina, la programadora del TAM y directora de Artes Escénicas del Ayuntamiento. Y no pude decir que no. Tocar aquí, en mi casa, era imposible de renunciar y me parecía perfecto despedirme así, por todo lo alto. 

Me siento ilusionado, emocionado. Entre unas cosas y otras voy a estar como un flan y voy a tener que contenerme. 

La Plaza de Sanse 

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